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"POR SU TAPA UN LIBRO NO DEBERÉIS JUZGAR"

"El Regreso de Mary Poppins"

Cantan: Isabel Valls e Iván Labanda


LETRA:

 

El tío Gutenberg fue un ratón

de biblioteca en Charring Cross.

Sus libros no he dejado de estimar.

Me contaba las historias, cuando no empinaba el codo,

del bibliófilo más sabio, y su máxima os quiero hablar.

 

Decía que un libro por su tapa nunca se tiene que juzgar.

Quizás tras la tapa se destape que el malvado es el galán.

Si sabéis leer entre líneas hay mil pistas a seguir

y puede que hayáis comprendido mal.

Por su tapa un libro no deberéis juzgar.

 

-Mary Poppins, ¿nos pondrías un ejemplo? -En seguida.

 

Nellie Rubina era de madera pero había un matiz:

tenía pelada la parte elevada pero verde la raíz.

Y en la primavera que brotaba el señor Nogal

lo ignoró y la plantó. Ahora hay retoños aquí y allá.

 

Demuestra que un libro por su tapa nunca se tiene que juzgar.

Quizás tras la tapa se destape que el malvado es el galán.

 

Si sabéis leer entre líneas hay mil pistas a seguir,

y puede que hayáis comprendido mal.

Por su tapa un libro no deberéis juzgar.

 

-  ¿Que tal si les contamos el de la viuda ricachona?

- Oh, por supuesto. - ¡Esa historia me encanta!

- Cuéntala entonces.

 

Lady Jacinta Guacamayo sus tesoros escondió,

y vestía nada más dos plumillas y un plumón.

Ya nadie le robaba por su pobre condición.

“Si no se puede ni vestir, ¡no esconde nada de valor!”

 

Un libro por su tapa nunca se tiene que juzgar.

Quizás tras la tapa se destape que el malvado es el galán.

Tarulalee, tarurala, taruralee, tara-ta-ta.

y puede que hayáis comprendido mal. (Ya-da-da-da)

Por su tapa un libro no deberéis juzgar.

 

- Cuéntanos el del bribón y el rey, es muy bueno.

- ¿Ese no es un poco largo?

-Claro, pero cuando antes empieces, antes acabaras.

 

Era se una vez un cuento en el que un rey

en su castillo se encerró y jamas salió.

Al colegio nunca fue, el nada aprendió.

Tenía armas, escudos, ministros sesudos.

Pero triste estaba él. ¿Por qué?

Porqué de números jamás nada supo ni leía un renglón.

Su corona era inmensa, su cerebro el de un ratón.

De la reina emitieron la proclama que supieron:

“Niños, damas, caballeros, el pueblo entero:

¡A los profesores quiero!” Y se fue al peluquero.

Se acercaron del este, del oeste y del sur.

De ciudades, facultades a instruirle con su luz.

Pero el rey no aprendió, alguien lo tuvo que pagar.

Y la reina a los maestros la cabeza hizo cortar.

Y además, todas las viudas recibieron una nota real.

Pero un día sin más se escuchaba a alguien cantar.

Decía: “yo soy un bribón y al rey vengo a enseñar”.

Y la reina escondió sus alhajas por temor

de este loco señor que imparte reglas de valor.

Dijo: Se un rey feliz, disfruta de tu condición.

Y jamas pretendas ser otra persona, piénsalo.

Todo fue diversión, encontró un amigo el rey.

Fueron hacia el arcoiris, juntos lo pasaron bien.

Y si hay una moraleja, es que no te podrás fiar.

Lo aparente no es real, menos con el Dr. Jekyll 

que era Mr. Hide. ¿Como os quedáis?

 

La verdad es la que hay y que este echarla mas nos trae

Lo que cuenta es lo que hay dentro de uno mismo si os fijáis.

Y es que un libro por su tapa nunca se tiene que juzgar.

Quizás tras la tapa se destape que el malvado es el galán.

 

¡No olvidéis lo que se ha dicho aquí!

¡Y abrid algún libro antes de dormir!

Lo vamos a entonar una vez más (¡Que nos echan ya!)

No se ha de juzgar (No lo has de olvidar)

No se ha de juzgar (No os lo pido más)

Por su tapa un libro jamas deberéis juzgar.