"La Búsqueda"

SENTIDO GENERAL

     El Tesoro que llevamos dentro. Esta historia es una metáfora del Sendero Espiritual, en la que el estudiante espiritual emprende una aventura a través de la cual anhela encontrar un Tesoro, que le llevará, en definitiva, a encontrar el Tesoro Real, el desenvolvimiento de su Naturaleza Divina.

   Ya dentro de la trama, nos encontramos con un interesante guión, aunque siempre se es­pe­ra que sea más espiritualmente atrevido y con más contenido. Sin embargo es una peli que además de entretenida y dinámica, es interesante en su temática, pues es fácil sinonimarla a la aven­tura del Sendero Espiritual. También son muy interesantes las alusiones a la historia americana (además en aspectos en los que participó el Amado Saint Germain) y a las escuelas iniciáticas.

   Así, nos encontramos que Benjamín Franklin Gates (Ben), el protagonista, sigue un antiguo sueño, encontrar un tesoro que su familia busca desde hace generaciones, unos con más entusiasmo que otros. Las distintas generaciones de la misma familia son los anteriores estados de conciencia (y también encarnaciones) del iniciado. Se trata de un legendario tesoro de los Caballeros Templarios, que a su vez habían recaudado de distintas fuentes, entre ellas los Masones. El tesoro es por supuesto la Sabiduría Divina, que ha estado en posesión de muchas escuelas iniciáticas. Las pistas que llevan al tesoro provienen de los padres fundadores de la nación (americana), es decir, la Sabiduría proviene de nuestro origen, de la Presencia Yo Soy (el Padre de nuestra nación individualizada). Por cierto, Ben debe su nombre a uno de esos padres; en cierto modo indica su naturaleza, ya que es como el Maestro, el modelo a seguir, que en nuestra analogía serían los Maestros Ascendidos (aparte del hecho de que realmente lo es, Lotus Ray King).

   Ben es un incomprendido porque le da mucho valor a la búsqueda, ya que de hecho ha condicionado toda su vida a la misma. También el iniciado puede ser un incomprendido porque la finalidad que le mueve es intangible para los demás, si bien no para él. La perseverancia y el valor necesarios en esta búsqueda quedan bien ejemplificados por Ben, hasta el punto de incluso llevarle a tomar decisiones que los demás catalogarían de ilegales o inmorales, pero que en su caso nos llevan a la supramoralidad. Vemos esto cuando decide robar el documento de la Declaración de la Independencia para poder encontrar el mapa oculto pero también para evitar que caiga en manos de Sean Bean, que representa el uso de la Sabiduría Divina con fines egoísta (el mal). 

   Es significativo que la pista definitiva esté ubicada detrás de la Declaración de la Independencia, en el sentido de que refleja cómo los Maestros están detrás de todos los gran­des acontecimientos nacionales y también individuales. Para Ben la Declaración de la Independencia supone el encuentro de su tesoro, es decir, su propia Liberación.

   Otra característica que destaca de Ben es su gran conocimiento de la historia que rodea a la leyenda, que incluye mucha de la historia americana, así como su increíble capacidad para descifrar los enigmas y pistas que va encontrando y que le van acercando a la victoria final. Son también características del iniciado: preparación, inteligencia, sagacidad.

   En cuanto a Abigail, la conservadora de Archivos Nacionales, podría representar al Cristo Interno, puesto que ella conserva los archivos como nuestro Cristo conserva nuestro Concepto Inmaculado, y le asiste en la búsqueda. También cuenta con la ayuda de su amigo Riley, experto en tecnología, que representa la asistencia ofrecida al estudiante sincero para que salve todas las dificultades.

   El final me recordó algo que comenta el Maestro Saint Germain (precisamente) en su Libro de Oro: aquello de que a menudo el discípulo abandona el tratamiento —la bús­queda— justo antes de dar el último paso que le llevaría al logro. En la peli aparece un mo­mento de frustración y cansancio cuando al llegar a la habitación en la que se supone esta­ría el tesoro, no está allí. El padre de Ben, sin embargo, al fin comprende que la bús­queda es importante y es precisamente él el que le da el aliento que necesita para dar ese último paso. Habría sido una pena que se hubiese quedado allí, al otro lado del muro que guar­da­ba el objetivo de tanto años de esfuerzo y trabajo, y es curioso que es el único momento en que se ve a Ben verdaderamente frustrado. Así que habrá que aprender: continuar hasta el final.

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   Por supuesto, el tesoro rebasa todas las expectativas, al igual que ocurrirá cuando encon­tremos nuestro Tesoro Divino que es de tal naturaleza que no podemos imaginarlo y por lo tanto será mucho mejor de lo que esperemos.

   Es esperable que Ben no se quede con el tesoro sino que lo done, como hace todo aquel que se dedica a su Sendero Espiritual. Todo lo que encuentra lo usa para dar, para servir, para iluminar a otros, aunque por supuesto él mismo también se ha enriquecido, más con los frutos de la búsqueda en sí que con el tesoro mismo. Porque por eso usamos esta escuela de la vida, porque el verdadero tesoro en realidad se va formando en nosotros a medida que andemos el camino de la Búsqueda Espiritual.